Definir el proceso creativo significa sumergirse en un mundo donde los puntos de vista más pragmáticos debaten y se encuentran con perspectivas místicas y espirituales.
Sin duda, la generación de ideas es un proceso mágico en el que convergen la capacidad y el potencial humano, y la energía creadora del entorno.
Es ahí, en ese chispazo de conexión, donde la magia ocurre, donde aparece el pensamiento creativo, las ideas creativas y surge algo nuevo o la reestructuración de lo ya creado.
Unos definen el proceso creativo como una sucesión de pensamientos, a través de la cual el ser humano es capaz de crear algo novedoso, de llegar al momento ¡Eureka!, en el que logra visualizar la idea creativa, finalmente. Esto se da al conectar las ideas de una forma nunca antes hecha y generar un nuevo chispazo.
Otras personas perciben el proceso de manera más mística y divina. Elizabeth Gilbert -escritora de Comer, Rezar, Amar-, en su libro Big Magic comenta que los romanos no creían que una persona fuese un genio. Se creía que las personas que tenían grandes ideas eran apadrinados por un genio externo, un genio otorgado por el universo. De este modo, las ideas creativas obtenidas compartirían mérito entre la persona elegida y ese genio mágico.
Gilbert rescata la creencia de que las ideas son un componente más del universo, así como lo son las plantas, el aire y fuego. Estas ideas creativas solo pueden manifestarse a través de los seres humanos. Son ellas quienes, de alguna manera, eligen a su materializador. Este tiene que estar en un estado emocional y mental que le permita atraer y seducir a esta idea flotante. El proceso creativo vendría siendo ese momento en el que la idea y la persona se unen, finalmente, para trabajar en equipo y dar vida a algo nuevo. Vaya curiosa forma de plantearlo, ¿no?
Otros autores, expertos en el área, como Carl E. Gregory, Graham Wallas, Alex F. Osborne -creador del brainstorming-, contemplan el proceso creativo desde una perspectiva más pragmática, en la cual se sigue una serie de pasos conscientes y se desarrolla un proceso de análisis, para lograr la concepción de esta idea creativa. El proceso, en este caso, es un poco más lineal y estructurado.
Los procesos creativos varían de acuerdo a la persona. Lo importante es alimentar un espacio en el que las asociaciones puedan jugar de forma libre y dar paso a la concepción de una nueva idea.
El cineasta David Lynch describe los procesos creativos como la oportunidad máxima de pescar esos pensamientos profundos del inconsciente y traerlos a la conciencia, a través de una lluvia de ideas, para darles sentido y ordenarlos.
La creatividad nos sirve, también, para encontrar nuevas ideas que nos ayuden a resolver problemas existentes y tener una mejor experiencia en el desarrollo de nuestros procesos.
Existen dos tipos de soluciones que podemos conseguir:
¡La creatividad es nuestro mayor poder! Todo lo que existe físicamente, fue creado primero en nuestra mente. Los teléfonos celulares, el internet, los edificios, la ropa que llevamos puesta; absolutamente todo fue primero una idea. Así que eso que venga a tu cabeza puede sonar loco en primer momento, y luego convertirse en algo tangible y palpable.
Y no te preocupes si sientes que tu idea «ya existe», toda nueva idea es realmente una combinación de las existentes. El documental «Todo es un remix» lo ejemplifica mejor que nada:
Hay tantos procesos creativos, como personas en el mundo. Cada quien diseña sus etapas del proceso creativo y su forma de conseguir nuevas ideas, nuevas soluciones.
Gilbert hablaba de la seducción entre ella y las ideas que buscan una persona para conectar y materializarse; Lynch comenta sobre su pesca dentro del inconsciente; cómo luego de atrapar a ese pez gordo -la idea principal-, va atrayendo pequeñas ideas -una suerte de lluvia de ideas-, que se suman a esa principal y que posteriormente organiza, para darles un sentido.
Lo cierto es que, aunque por mucho tiempo la creatividad ha estado relacionada a la inspiración divina y al misticismo, la neurociencia ha recalcado que es un proceso mental.
Este proceso se encuentra relacionado a la capacidad cognitiva, intuitiva y lógica de cada ser humano; a sus representaciones mentales y las habilidades que posea para construir nuevas ideas o deconstruir la realidad y cambiar su estructura, al transformarla.
Sin embargo, en cualquiera de los casos, la inspiración sigue jugando un papel fundamental, al ser motor emocional para la generación de ideas.
Todavía no existe un consenso absoluto sobre la definición de este proceso, por su complejidad y cierta magia al desarrollarse. Sin embargo, Graham Wallas, nombra y describe concretamente las etapas del proceso creativo de la siguiente manera:
Al superar el reto creativo y lograr darle vida a una idea, ese pensamiento creativo mostrará su validez al ser presentado ante la realidad. Es esta la que determinará su valor, eficiencia y funcionalidad. Por eso es tan importante exponerla y recibir el feedback pertinente.
Todos hemos sentido que las ideas creativas no aparecen; que no importa cuánto enfoque le pongamos, no logramos dar vida a un pensamiento creativo.
Los pensamientos parecen monótonos y poco estimulantes, la conexión de pensamientos se hace lenta y nebulosa y mientras más presión ejercemos, menos vemos la luz.
Hemos estado ahí y lo primero es entender que este reto creativo, este bloqueo de ideas, es temporal. Lo segundo es identificar qué tipo de bloqueo tenemos:
Cuando identificas el tipo de bloqueo que está afectando tu creatividad, es posible comenzar a romper la barrera y crear una mejor experiencia de desarrollo.
La creatividad es un músculo y para tener una mejor experiencia, debemos ejercitarlo.
Hablemos de algunos ejercicios que estimulan nuestra creatividad:
1. Sustituir: Qué pasa si en la idea se sustituye un elemento por otro.
2. Combinar: Qué pasa si se combina el elemento A con el elemento E.
3. Adaptar: Cómo podría adaptarse esta idea a un nuevo escenario o contexto.
4. Modificar: Qué elementos podrían modificarse para sumar valor a la idea central.
5. Eliminar: Cómo podría simplificarse esta idea.
6. Revertir: Cómo podría organizarse esta idea para que sea aún más efectiva.
La creatividad necesita sentirse libre. Estar aprensivos y forzar los procesos puede tener un efecto inverso al que deseamos. Buscar lugares que nos conecten, que nos hagan sentir bien; darnos espacio para hacer actividades que disfrutemos y nos reafirmen, son siempre escenarios fértiles para que las ideas emerjan.
Las ideas están dentro de nosotros. Mientras menos barreras tengamos, menos prejuicios coloquemos sobre nuestros pensamientos y más libres nos permitamos ser, las ideas aparecerán sin miedo a la censura y al rechazo.
Permitámonos crear y creamos en el proceso.
Ingeniero de Producción. Fundador de Tiny Rockets y Meaningful (Agencia de Growth Marketing). Ha liderado proyectos de Growth Marketing para grandes empresas de Silicon Valley como BetterUp, Grove y Rocketplace. Participó en el Workshop de hábitos con James Clear en el evento de Habit Hackers Colorado 2018. Más de 5 años desarrollando productos para ayudar a las personas a construir mejores hábitos.