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Todos los seres humanos han hecho esta afirmación en alguno de los puntos de quiebre o crisis existenciales por las que transitan, durante su proceso de desarrollo personal. Las personas necesitan darle sentido a las cosas, para encontrar motivación. Vamos a  llamarle a esto «propósito de vida». 

Hallarte en este momento presente, preguntándote cuál es tu propósito de vida, cuestionando si tu trabajo es realmente el trabajo ideal o si está resultando frustrante; si las relaciones importantes con tus seres queridos están teniendo espacio suficiente en el estilo de vida que llevas o si hay cosas que amas y estás dejando de hacer por «falta de tiempo», es el comienzo de un cambio, que seguramente te acercará mucho más a tu esencia y tranquilidad.

Václav Havel dijo que «La tragedia del hombre moderno no es que sabe cada vez menos sobre el sentido de su propia vida, sino que se preocupa cada vez menos por ello», así que ya es una ventaja que te encuentres en este lugar.

Preguntarte todo esto por primera vez es abrumante; y, al mismo tiempo, se convierte en la oportunidad perfecta para empezar a dibujar la forma de vida que quieres. 

Para lograr todo esto, lo primero que tienes que hacer es conocerte, así que ¡vamos a ello!

Autoconocimiento

¿Cómo vas a conseguir tu trabajo ideal, si no sabes realmente qué quieres para ti? Detenerte un momento y comenzar a analizar, es la mejor forma de ir tomando las riendas de tu vida y de tu propio camino. 


No es un proceso que sucede de la noche a la mañana o que alguien puede asegurarte que en un par de años lo habrás conseguido. El tiempo es relativo, dependiendo de cada caso, pero ya el hecho de pausar la inercia con la que te vienes moviendo y tomar consciencia de ti y tus deseos, es un enorme granito de arena. 


Conocerte va desde la aceptación de tus virtudes, hasta la integración de las debilidades más frustrantes. Ambos son procesos interesantes que ayudan a poner las cosas claras dentro de nosotros.  


Reconocer tus virtudes tal vez no es tan sencillo como parece. ¿Cuántas veces te han dicho un cumplido y encuentras alguna excusa para no asumir el mérito de ello, sino atribuírselo a la suerte, a las circunstancias, etc? Muchas veces, tú mismo no crees lo que otros sí pueden ver; no lo asumes como cierto y, por lo tanto, no obtienes ventaja de ello. Reconocerte y darte mérito por primera vez, cambia el punto de vista desde el que te evalúas a ti mismo.


Conocer tus debilidades también es parte esencial del desarrollo personal. Tal vez, a este proceso le huyes más -mucho más- pero hacerte consciente de tus puntos débiles, te conecta con la vulnerabilidad como ser humano. Si te vuelves consciente de las cosas que debes mejorar; de aquello que te resulta frustrante; de lo que te genera un bajón inmediato de energía, puedes entonces tomar acción y probar cosas nuevas que generen en ti, y en tu entorno, reacciones diferentes. 


Quien se adueña de sus debilidades y aprende a integrarlas a su forma de vida, controla mejor los señalamientos y la presión externa; aprende a flexibilizarse, a manejar las situaciones y no quebrarse tan fácil ante ciertos estímulos. 

Ejercicios para autoconocerse

Adentrarte en este proceso, que se convierte a su vez en un estilo de vida, garantiza una mejor experiencia. La mayoría de las veces, las personas llegan a este punto a consecuencia de una crisis existencial, en la vida profesional o en el ámbito personal. Quizás, es momento de intentar cosas nuevas. 


Estas son algunas herramientas que pueden servirte para conocerte, en momento presente e ir develando, poco a poco, tu «propósito de vida».


1. Hacer un análisis de fortalezas

La mejor manera de conocerte es analizando la imagen que tienes de ti mismo y comparándolo con el punto de vista de tus seres queridos y personas de tu entorno. Este ejercicio es bastante poderoso. 


Haz una lista de virtudes que consideres que tengas. Una vez terminada, pregúntale a tus seres queridos y entorno cercano, cuáles consideran ellos que son tus fortalezas. Realiza la misma pregunta a tres personas que sean más ajenas a tu realidad, gente nueva que tengas poco tiempo conociendo, por ejemplo. Para este último pueden resultar útiles tus redes sociales; podrías realizar una breve encuesta por ese medio y obtener feedback sobre cómo te estás mostrando. 


Cuando hayas terminado, conecta las respuestas en común y observa las que son diferentes. Analiza cómo hay cosas que otros ven en ti y que tú no habías notado. Observa, también, cómo hay virtudes que tú sientes evidentes, que quizás los otros no perciben. Esto te permitirá hacer un promedio entre lo que sientes que eres y lo que estás mostrándole al exterior.


2. Hacer un análisis de debilidades

Este es un acto de transparencia y honestidad. Es la mejor manera de hacer las paces contigo mismo. Estamos acostumbrados a mostrar una cara impoluta ante el mundo, pero poco hablamos de lo que nos causa bajón, de lo que nos avergüenza, de lo que nos censuramos porque sentimos que no es «socialmente correcto». 


Las debilidades son tan tuyas y tan importantes como las fortalezas. Aceptarte y entenderte es la mejor forma de cambiar tu estilo de vida y autopercepción, y encaminarte hacia una estado de paz interior y detener la guerra eterna por intentar encajar en un molde preestablecido. De allí es que salen las grandes cosas de la vida. 


Haz el mismo ejercicio de las fortalezas, esta vez, preguntando sobre tus debilidades. Al final, tendrás tres listas: la tuya, la de tus seres queridos y entorno cercano, y la de gente nueva en tu realidad y, por lo tanto, más ajena a tu historia.


3. Hacer una lista de actividades que realices sin que nadie te remunere por ello

Bien, este punto es importantísimo, tanto para elegir una carrera universitaria por primera vez, optar por un buen trabajo, que realmente te satisfaga; emprender tu propio camino profesional, alineado con lo que disfrutas como ser humano; y, al final, realizar grandes cosas, que te nutran y den un sentido. 

 

Normalmente, la respuesta a la búsqueda de tu «propósito de vida» se encuentra en estas actividades que disfrutas y que haces sin que nadie te obligue. La idea es partir de aquí para construir todo lo demás, para buscar un buen trabajo, para saber a qué dedicarte, etc. 


Por ejemplo, supongamos que una de estas actividades es hacer deporte y es una pasión que te nutre, para la cual te educas y a la que le dedicas tiempo, sin que nadie lo pida. Imagina incorporar el área del deporte a tu vida profesional -bien sea especializándote, emprendiendo tu propio negocio alrededor de esta actividad, motivando a personas a que descubran esta forma de vida, etc.- con un propósito personal y un granito de arena al colectivo. Es probable que hacerlo te traiga grandes satisfacciones, porque te estarías realizando como ser humano a través de tu vida profesional.  


4. Los 7 niveles de profundidad

Bernard Baruch, un financiero estadounidense, dijo que muchos vieron caer la manzana, pero Newton se preguntó porqué. Qué importante es preguntarse el porqué de las cosas. Este ejercicio es excelente para descubrir miedos, ver las cosas claras, y quitar caretas acerca de falsos propósitos e ideales que tienes sobre la vida y sobre ti mismo. También, puede ser muy útil para llegar a la causa de nuestra crisis existencial y encontrar qué es lo que la está generando realmente.


El ejercicio consiste en hacerte una pregunta. Puede ser algún miedo que tengas, algún deseo, alguna situación en la que te veas envuelto y comenzar a preguntar «por qué». A cada respuesta, le volverás a preguntar el porqué, hasta cumplir las siete veces.


Lo potente de este ejercicio es que trasciende la superficialidad y escarba en la profundidad y epicentro de la situación, hasta llegar a una respuesta bastante personal, que minimiza el factor externo y nos conecta con procesos y motores internos.  


5. Haz una lista de tus valores como ser humano

Para vivir en coherencia es importante entender cuáles son los principios inquebrantables que rigen tu vida. Esa columna vertebral te permite alinearte con las cosas, los proyectos y las personas que resuenen con estos valores y descartar todo aquello que irrumpe con esta base. 


Cony Flores dijo que «La consecuencia de tus actos, es la evidencia de tus valores» y esta es la razón por la que muchas personas se adentran en un proyecto, una carrera universitaria o estilo de vida con gran entusiasmo y al poco tiempo se sienten vacíos en él. Te sentirás satisfecho si eso resuena con tus principios y contribuye a tu realización como ser humano. Si realmente te sientes lleno en esa actividad, no simplemente porque otros consideran que es la mejor opción.

 

Las redes sociales son perfecto ejemplo de esto. No a todo el mundo le funciona la misma fórmula. Querer tener lo que otro tiene, sin analizar primero si es realmente lo que a ti te funciona y te haría feliz como ser humano, te lleva a buscar alcanzar un ideal externo, que no resuena con quién eres en realidad y que, incluso, al alcanzarlo -en un mes, par de años o una década-  pueda que te sientas tan vacío como en un principio.


Muchas veces, las propuestas suenan extraordinarias a ojos de la mayoría, pero lo primero es preguntarte si está alineado con quién eres tú, si representa tus valores y si va en coherencia con lo que sientes que es tu propósito y la forma en que quieres aportarle al mundo.

Resistencia al cambio

Todo cambio genera rechazo, al primer momento. Pensar en modificar tu vida entera, de la noche a la mañana, es una idea fracasada. 

Para lograr un gran cambio que perdure en el tiempo, hay que tener en cuenta lo siguiente:

1. Introducir pequeños cambios

Has vivido durante años con una misma configuración, imagínate cuán arraigada está. Ejecutar cambios radicales aumenta la posibilidad de abandonar el proceso y volver al estado anterior. Lo más recomendable es incorporar pequeños cambios que nos acerquen, poco a poco, al objetivo final. Para lograrlo es importante que entiendas cómo crear nuevos hábitos paso paso.

2. Ten paciencia contigo mismo

Este no es un proceso lineal. Existirán días buenos y otros que no lo serán tanto. Permítete entenderte, ser paciente contigo mismo, apoyarte en el proceso y seguir en marcha. Y asegúrate de no perder nunca la motivación.

3. Prémiate

Concédete mérito por los pequeños avances. No esperes llegar a la meta final para sentirte realizado. Desde que te detienes a pensar realmente qué quieres hacer con tu vida y comienzas a trabajar por ello, mereces reconocerte la valentía. Permítete hacer algo que disfrutes el fin de semana o comer algo que te provoque. Cualquier incentivo es válido y realmente importante en el proceso, para empoderarte y continuar el camino.

Estas son solo algunas de las herramientas que existen para sumergirte en  la mejor experiencia del mundo y conocer realmente quién eres y de qué estás hecho. Tomar las riendas de tu vida está en tus manos. 

No existen historias destinadas a ser fracasadas, solo existen personas que por falta de tiempo, interés o miedo, evaden las preguntas realmente importantes. Esas preguntas que dan miedo, pero cuya respuesta es una catapulta al cambio, a tu trabajo ideal, a la satisfacción constante y a la consonancia dentro de ti mismo.

Vamos a planificarnos. Toma un fin de semana o una de esas buenas noches a solas contigo; cualquier espacio libre en tu rutina, pero que te permita entrar en concentración contigo mismo. 

Comienza por admitir que te sientes sin rumbo: No tengo claro a dónde ir, no tengo claro qué quiero hacer con mi vida, no tengo claro si quiero continuar en este trabajo o no, no tengo claro el futuro de esta relación, etc. y sincérate contigo mismo. Una vez que reconozcas la incertidumbre, el miedo y la duda -representaciones de que eres humano- comienza a realizar los ejercicios en paz, en tranquilidad y con profunda concentración.

Existe la idea fracasada de que la vida es una inercia y si ya escogiste un camino, debes continuarlo hasta el final. No existe edad para reconsiderar tu rumbo. Comenzar algo nuevo siempre genera temor, pero es posible que ese temor no sea tan grande como el arrepentimiento de no haberte atrevido. Acompaña esta iniciativa con la búsqueda de tu misión personal, y explora nuevos caminos.

La respuesta que estás buscando ya existe dentro de ti. Si te escuchas, si analizas quién eres en esencia, encontrarás que hacer con tu vida y cómo generar impacto a través de un porqué; tu porqué.

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Orlando Osorio
Ing. Producción

Ingeniero de Producción. Fundador de Tiny Rockets y Meaningful (Agencia de Growth Marketing). Ha liderado proyectos de Growth Marketing para grandes empresas de Silicon Valley como BetterUp, Grove y Rocketplace. Participó en el Workshop de hábitos con James Clear en el evento de Habit Hackers Colorado 2018. Más de 5 años desarrollando productos para ayudar a las personas a construir mejores hábitos.

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